miércoles, 26 de septiembre de 2012

Broken Dreams; La poesía y su reconocimiento

Ninguna imagen atormenta más
que la propia imagen de lo que debiesen ser las cosas;
…y ser testigo de la violencia es participar de ella,
como cómplice o como víctima.



 …La prisa por el otro, la prisa de quien ama, el(la) amante… quien se está jugando la suerte en cada suspiro, por ese otro. Una suerte que es por sí misma, sentir en uno el amor siendo la máxima definición del paraíso y, también por momentos, esos pocos en los que se espera algo, un guiño del otro, es el infierno. Ese otro que da sentido a lo inexplicable: el(la) amado(a); esto es absolutamente existencial, lo es todo y nada; es, no la moneda en el aire, sino su respuesta: ese sí que en complicidad con el azar, rompe la duda, ocupa la consciencia, dirige a la voluntad, con todo aquello, que desde un plano metafísico, ilumina ese camino: el laberinto de las margaritas, de la desesperación de robar una mirada, o más, una sonrisa, que no sabes que tienes, y hace que renazca la existencia; todo es posible para quien ama. Es lo que se cree y al final, es también, lo que manda el corazón. Pero ese otro, también existe de forma independiente se sabe amado, se regocija en serlo, entre la vanidad de ser visto, buscado y la suficiencia de ser sujeto y objeto de amor y deseo sabe que el amante está en espera para recibirlo, en pausa. Pausa que no permite el tiempo; y sin contemplar lo que se siente, lo que vale, lo que es tener amor y saberlo o sentirlo, aún más, darlo; tiempo que pasa abrumando, con la consecuente estela de emociones que ocupan todo lo de adentro, desplazando en ocasiones al propio ser, al sujeto; tiempo que sin piedad va dejando huellas en el cuerpo-objeto, en el alma-sujeto, hasta que éstas no permiten ni siquiera reconocer(lo); reconocer(se) en la propia imagen; cuando el cuerpo cambia y el interior se desplaza o se rompe por la continua presión que asecha sin cesar y confunde; sin saber lo que se quiere, lo que se tiene, lo que hace falta, lo que hay. Hasta los sueños se rompen…

Broken Dreams

There is grey in your hair.
Young men no longer suddenly catch their breath
When you are passing;
But maybe some old gaffer mutters a blessing
Because it was your prayer
Recovered him upon the bed of death.
For your sole sake - that all heart's ache have known,
And given to others all heart's ache,
From meagre girlhood's putting on
Burdensome beauty -- for your sole sake
Heaven has put away the stroke of her doom,
So great her portion in that peace you make
By merely walking in a room.

Your beauty can but leave among us
Vague memories, nothing but memories.
A young man when the old men are done talking
Will say to an old man, 'Tell me of that lady
The poet stubborn with his passion sang us
When age might well have chilled his blood.'

Vague memories, nothing but memories,
But in the grave all, all, shall be renewed.
The certainty that I shall see that lady
Leaning or standing or walking
In the first loveliness of womanhood,
And with the fervour of my youthful eyes,
Has set me muttering like a fool.

You are more beautiful than any one,
And yet your body had a flaw:
Your small hands were not beautiful,
And I am afraid that you will run
And paddle to the wrist
In that mysterious, always brimming lake
Where those What have obeyed the holy law
paddle and are perfect. Leave unchanged
The hands that I have kissed,
For old sake's sake.

The last stroke of midnight dies.
All day in the one chair
From dream to dream and rhyme to rhyme I have ranged
In rambling talk with an image of air:
Vague memories, nothing but memories.


William Butler Yeats

Hay ahí un dejo de tristeza, que evoca por un lado lo posible, el acuerdo y, por otro lo imposible, el acuerdo. ¿Cómo es que se siente flor llena de savia y rodeada de abejas? ¿Cómo escuchar la música interior entre tanto sumbido? ¿Qué puede tener valor para alguién, qué tiene todo? Pero ese todo nunca incluye al tiempo, y cuando hay gris en el pelo y no se escuchan suspiros y, la oscuridad es tal que ya no hay sombras; ese todo, cuando se vuelve memoria, o vagos recuerdos, ¿Qué es? sin sombra, sin suspiros, sin tiempo…


Hay gris en tu pelo.
Los jóvenes ya no contienen la respiración
cuando te ven pasar;
pero quizá algún viejo murmure una bendición
porque fueron tus oraciones
las que lo salvaron en el lecho de muerte.
Sólo por ti –se ha conocido cada dolor del corazón
y has dado a otros cada dolor del corazón,
desde la magra niñez vistiéndote con una
belleza problemática– sólo por ti,
el cielo ha detenido el golpe del destino,
es su parte en la paz que causas
con sólo caminar en una habitación.

Tu belleza sólo puede dejar entre nosotros
recuerdos vagos, nada más que recuerdos.
Un joven cuando los mayores callen
pedirá  a un de viejo: «Cuéntame de aquella dama
de quien el poeta con obstinada pasión cantaba,
aunque el tiempo ya debe de haber enfriado su sangre».

Recuerdos vagos, nada más que recuerdos,
pero en la sepultura todos, todos serán renovados.
La certeza de que veré a esa dama
inclinándose, de pie, o caminando
como en el primer encanto de su feminidad,
y con el fervor de mis ojos jóvenes
me ha puesto a balbucear como un tonto.

Eres más bella que ninguna otra,
no obstante, tu cuerpo tenía un defecto:
tus pequeñas manos no eran hermosas,
y temo que has de correr
y mojarte hasta las muñecas
en ese lago misterioso y rebosante
donde aquellos que han obedecido la ley sagrada
se hunden y emergen perfectos.
Que las manos que he besado
permanezcan intactas,
por el bien de los viejos.

La última campanada de la medianoche muere.
Todo el día en la misma silla
de sueño en sueño y de rima en rima
me he perdido en una conversación laberíntica con una imagen de aire.
Recuerdos vagos, nada más que recuerdos.

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