jueves, 13 de noviembre de 2014

Y Que decir del… ¿Himno nacional?

 ¡EEeeEEEeeeeeeeeeEEeeeHHH …PUúTOooo!
(Grito de apoyo a méxico)
Anónimo, Brasil 2014

    La soberanía «reside» originarialmente en el pueblo, y su ejercicio en la representación nacional compuesta de diputados elegidos por los ciudadanos bajo la forma que prescriba la constitución. Estos tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial, no deben ejercerse ni por una sola persona, ni por una sola corporación. Articulo 87, Bla, bla, bla bla, bla bla, bla bla, bla bla, bla bla, bla bla, bla bla, bla bla, bla bla, bla bla, bla bla, bla bla, bla«Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande».   ¿Y si así no lo hiciere…?

Mexicanos, al grito de guerra
el acero aprestad y el bridón,
Y retiemble en sus centros la tierra
al sonoro rugir del cañón.

Ciña ¡oh Patria! tus sienes de oliva
de la paz el arcángel divino,
que en el cielo tu eterno destino
por el dedo de Dios se escribió.
Mas si osare un extraño enemigo
profanar con su planta tu suelo,
piensa ¡oh Patria querida! que el cielo
un soldado en cada hijo te dio.

En sangrientos combates los viste
por tu amor palpitando sus senos,
arrostrar la metralla serenos,
y la muerte o la gloria buscar.
Si el recuerdo de antiguas hazañas,
de tus hijos inflama la mente,
los laureles del triunfo, tu frente,
volverán inmortales a ornar.

Como al golpe del rayo la encina
se derrumba hasta el hondo torrente
la discordia vencida, impotente,
a los pies del arcángel cayó.
Ya no más de tus hijos la sangre
se derrame en contienda de hermanos;
sólo encuentre el acero en tus manos
quien tu nombre sagrado insultó.

Del guerrero inmortal de Zempoala
te defiende la espada terrible,
y sostiene su brazo invencible
tu sagrado pendón tricolor.
El será del feliz mexicano
en la paz y en la guerra el caudillo,
porque él supo sus armas de brillo
circundar en los campos de honor.

¡Guerra, guerra sin tregua al que intente
de la patria manchar los blasones!
¡Guerra, guerra!, los patrios pendones
en las olas de sangre empapad.
¡Guerra, guerra! En el monte, en el valle,
los cañones horrísonos truenen
y los ecos sonoros resuenen
con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!

Antes, Patria, que inermes tus hijos
bajo el yugo su cuello dobleguen,
tus campiñas con sangre se rieguen,
sobre sangre se estampe su pie.
Y tus templos, palacios y torres
se derrumben con hórrido estruendo,
y sus ruinas existan diciendo:
de mil héroes la patria aquí fue.

Si a la lid contra hueste enemiga
nos convoca la trompa guerrera,
de Iturbide la sacra bandera
¡Mexicanos!, valientes seguid.
Y a los fieros bridones les sirvan
las vencidas enseñas de alfombra:
los laureles del triunfo den sombra
a la frente del bravo adalid.

Vuelva altivo a los patrios hogares
el guerrero a contar su victoria,
ostentando las palmas de gloria
que supiera en la lid conquistar.
Tornáranse sus lauros sangrientos
en guirnaldas de mirtos y rosas,
que el amor de las hijas y esposas
también sabe a los bravos premiar.

Y el que al golpe de ardiente metralla
de la Patria en las aras sucumba
obtendrá en recompensa una tumba
donde brille de gloria la luz.

Y de Iguala la enseña querida 

a su espada sangrienta enlazada,
de laurel inmortal coronada,
formará de su fosa la cruz.

¡Patria! ¡Patria!, tus hijos te juran
exhalar en tus aras su aliento,
si el clarín con su bélico acento
los convoca a lidiar con valor.
¡Para ti las guirnaldas de oliva!
¡Un recuerdo para ellos de gloria!
¡Un laurel para ti de victoria!
¡Un sepulcro para ellos de honor!


Francisco González Bocanegra.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Dies iræ (Día de la Ira)


A quien corresponda, a los traidores (por ejemplo)…
Corren tiempos violentos, así para los vivos como para los muertos. 

No hay réquiem que evite cita o referencia a este himno con sus versos dípticos rimados, Mozart, Verdi, Dvořák, Biber, Britten, Berlioz, lo incluyen en sus réquiems, entre muchos, el himno de la Ira de Dios, es también si no parte integral, sí referencia clara en composiciones diversas tanto cultas o sinfónicas como ligeras, en piezas de Brahms, Lizt, Mahler, Rachmaninov, Haydn y otros. Su titulo se ha retomado para más de una docena de (LPs) y bandas sonoras. Yo sólo quería hablar de lo hermoso y eficiente que es el Latín, de los versos de ocho silabas en dípticos y cosas así.

Pero no será posible mientras el barquero cruza el río Balsas, y los narradores de la historia reciben su «iguala» por silencio o sigilo; cuando todos buscamos una puerta cuya inscripción no sea: ¡Abandona aquí toda esperanza! Y sin embargo, parece que hemos llegado hasta aquí de la mano de Virgilio, que apunta:
«aquí es donde te dije que verías a la adolorida gente, que a perdido el bien de la inteligencia.» ¿Qué esperanza pueden tener los muertos?, más allá de ser cifras para documentos oficiales en diarios insensibles o encabezados indignantes; números de nombres ocultos con cuerpos anónimos. Para ellos, ¿éste es aquel día?, ¿el día de la Ira? Lo cierto es que la Ira termina casi siempre en la muerte y los sublimes réquiems no siempre logran atarla, sino por el contrario son vitaminas que avivan su fuego. Dicen que el fuego quema, que no se debe jugar con él, pero la Ira prende y consume más, y más pronto que él.

La más pequeña chispa rompe la más profunda oscuridad, que ante la luz de los hechos se consume a sí misma… cuidado, si desatamos la Ira, sedentes y disidentes todos por igual se reducirán a cenizas.

   «…15Día de ira el día aquel, día de angustia y de aprieto, día de devastación y desolación, día de tinieblas y de oscuridad, día de nublado y densa niebla, 16día de trompeta y de clamor, contra las ciudades fortificadas y las torres de los ángulos…»

Sofonías, 1: 15-16

 
Dies Iræ.

Dies iræ, dies illa,
Solvet sæclum in favilla,               
Teste David cum Sibylla !

Quantus tremor est futurus,
quando iudex est venturus,
cuncta stricte discussurus !

Tuba mirum spargens sonum
per sepulcra regionum,
coget omnes ante thronum.

Mors stupebit et Natura,
cum resurget creatura,
iudicanti responsura.

Liber scriptus proferetur,
in quo totum continetur,
unde Mundus iudicetur.

Iudex ergo cum sedebit,
quidquid latet apparebit,
nihil inultum remanebit.

Quid sum miser tunc dicturus ?
Quem patronum rogaturus,
cum vix iustus sit securus ?

Rex tremendæ maiestatis,
qui salvandos salvas gratis,
salva me, fons pietatis.

Recordare, Iesu pie,
quod sum causa tuæ viæ ;
ne me perdas illa die.

Quærens me, sedisti lassus,
redemisti crucem passus,
tantus labor non sit cassus.

Iuste Iudex ultionis,
donum fac remissionis
ante diem rationis.

Ingemisco, tamquam reus,
culpa rubet vultus meus,
supplicanti parce Deus.

Qui Mariam absolvisti,
et latronem exaudisti,
mihi quoque spem dedisti.

Preces meæ non sunt dignæ,
sed tu bonus fac benigne,
ne perenni cremer igne.

Inter oves locum præsta,
et ab hædis me sequestra,
statuens in parte dextra.

Confutatis maledictis,
flammis acribus addictis,
voca me cum benedictis.

Oro supplex et acclinis,
cor contritum quasi cinis,
gere curam mei finis.

*(Lacrimosa dies illa,
qua resurget ex favilla
iudicandus homo reus.

Huic ergo parce, Deus.
Pie Iesu Domine,
dona eis requiem.)

Amen.

Tomás de Celano

*(Los últimos dos versos, son catalíticos no dísticos rimados, como el resto, aparentemente se añadieron posteriormete con fines litúrgicos).


  1-  3 illa, villa, bylla; 2,2,2
  4-  6 turus, turus, surus; 2,2,2
  7-  9 sonum, ionum, ronum; 2,2,2
10-12 natura, creatura, ponsura; 3,3,3
13-15 retur, netur, cetur; 2,2,2
16-18 debit, rebit, nebit; 2,2,2
19-21 dicturus, rogaturus, securus; 3,3,3
22-24 estatis, gratis, ietatis; 3,3,3
25-27 pie, viæ, die; 1,1,1
28-30 lassus, passus, cassus; 2,2,2
31-33 tionis, sionis, rationis; 3,3,3
34-36 visti, disti, disti; 2,2,2
37-39 dignæ, benigne, igne; 2,2,2
40-42 præsta, sequestra, dextra; 2,2,2
43-45 maledictis, addictis, benedictis; 4,3,4
46-48 clinis, cinis, finis; 2,2,2
     49 Amen. 2

(16x3)+1; (6+1=7, 7x3=21), (21x2)+7=49 

Traducción.

Día de la Ira, aquel día
los Siglos serán cenizas;
testigos de David y Sibila.
¡Cuánto terror trae el futuro
cuando el juez haya de venir
a juzgar todo estrictamente!
Grandes trompetas esparcirán su sonido
por el reino de los sepulcros
reunirá a todos ante el trono.
Muerte y Naturaleza asombradas,
cuando resurja la criatura
para ser juzgada.
Aparecerá el libro escrito
en que se contiene todo
y con el que se juzgará al mundo.
Así, cuando el juez se siente
lo escondido se mostrará
y no habrá nada sin castigo.
¿Qué diré yo entonces, pobre de mí?
¿A qué protector rogaré
cuando apenas el justo esté seguro?
Rey de tremenda majestad
tú que vas salvando
sálvame, fuente de piedad.
Acuérdate, piadoso Jesús
de que soy la causa de tu calvario;
no me pierdas en aquel día.
Buscándome, te sentaste agotado
me redimiste sufriendo en la cruz
no sean vanos tantos trabajos.
Justo juez de venganza
concédeme el regalo del perdón
antes del día del juicio.
Grito, como un reo;
la culpa enrojece mi rostro.
Perdona, Señor, a este suplicante.
Tú, que absolviste a Magdalena
y escuchaste la súplica del ladrón,
me diste a mí también esperanza.
Mis plegarias no son dignas,
pero tú, al ser bueno, actúa con bondad
para que no arda en el fuego eterno.
Colócame entre tu rebaño
y sepárame de los machos cabríos
situándome a tu derecha.
Confundidos los malditos
arrojados a las llamas voraces
hazme llamar entre los benditos.
Te lo ruego, suplicante y de rodillas,
el corazón acongojado, casi hecho cenizas:
hazte cargo de mi destino.
*(Día de lágrimas será aquel renombrado día
en que resucitará, del polvo
para el juicio, el hombre culpable.
A ese, pues, perdónalo, oh Dios.
Señor de piedad, Jesús,
concédeles el descanso. )
Amén.