viernes, 14 de septiembre de 2012

A Moments Indulgence; La poesía y su reconocimiento

La poesía tiene siempre una música oculta, sencilla, personal, como una brisa ligera que acumula pequeñas nubes, y al final, se forma la tormenta. Tormenta que se desata de pronto, en un momento, un momentum, pero ¿Qué es un momento? ¿…Un suceso instantáneo de limites inciertos? El tiempo concedido para la reflexión, la decisión, la acción… ¿Qué son unos momentos? ¿…Sólo el plural del tiempo? ¿Tiene plural el tiempo? A decir de George Bataille la única posesión que real que tenemos es «el tiempo, el tiempo de vida» todo lo demás es ajeno, no pertenece pertenece al ser, sí a lo humano y sin embargo ¿Que hacemos, no con el tiempo, en el tiempo? Se habla en investigación de operaciones (Logística, en términos militares) de «Los tiempos» de acción, producción y trayecto,  hay conjuntos de tiempos definidos, los de la historia y otros; si nos asomamos a la teoría de la relatividad, de la física cuántica o la de partículas, incluso las más avanzadas, como «the string theory» el tiempo, aún no está definido, en ocasiones, ni siquiera sabemos como definirlo operativamente, porque cambia…  Se habla del lugar del tiempo y la dirección o trayectoria del tiempo, que se expande o se comprime, que es elástico; lo que es momentáneo para una estrella, puede ser para nosotros, toda la historia. Hay siempre un principio de incertidumbre, más allá del futuro, en ese momentum, que da pie a la inspiración, a la decisión; al amor:


A Moments Indulgence

I ask for a moment's indulgence to sit by thy side. The works
that I have in hand I will finish afterwards.

Away from the sight of thy face my heart knows no rest nor respite,
and my work becomes an endless toil in a shoreless sea of toil.

Today the summer has come at my window with its sighs and murmurs; and
the bees are plying their minstrelsy at the court of the flowering grove.

Now it is time to sit quite, face to face with thee, and to sing
dedication of life in this silent and overflowing leisure.


Rabindranath Tagore

Qué amplio concepto tiene una palabra que abarca desde la facilidad en perdonar o disimular las culpas hasta el conceder gracias, Indulgencia, y la sospechosa acepción que la iglesia católica hace en el tiempo o los tiempos, de está palabra. Palabra que viene del vocablo «dhelegh» en la lengua indoeuropea inicial y pasa primero al sánscrito como «derecho-obligación»; luego al griego como «dolichós» distancia y al Latín como «di o dultum» perdida o deuda; in-dultum-gentum (deuda perdonada). ¿Qué implica entonces solicitar a otro, unos momentos de indulgencia? ¿Que hay un tiempo del otro?, tiempo que se concede, y es una ¿deuda humana con el tiempo?; ¿Con el trabajo quizá? Al parecer hay una conciencia de algún tipo, consciencia que compromete al tiempo con el hacer, aún el hacer del ocio, del canto, de la contemplación de la vida, «and to sing dedication of life in this silent and overflowing leisure.» Al menos eso dice el poeta… entre sus líneas. Sin decir ni afirmar o negar, y menos definir lo que es el tiempo; las estaciones, el trabajo, la fatiga, etc.

Traducción:

Solicito un momento de indulgencia para sentarme a su lado. El trabajo
que tengo en manos lo terminaré luego.

Lejos de la presencia que es su rostro, mi corazón, no tiene sosiego, ni respiro,

y mi trabajo se vuelca en un afán infinito ante un fatigoso mar sin límites.

Hoy el verano ha llegado a mi ventana con su presencia y sus murmullos; y

las abejas están zumbando y suspirando, trovadores en la corte del campo, que florece.

Ahora éste es el tiempo de sentarse en silencio, cara a cara, con usted y, de cantar

un respeto a la vida en éste ocio mudo y rebosante.

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