viernes, 12 de abril de 2013

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Transgresión voluntaria, dice la definición de pecado. En un complejo planteamiento el poeta dice que se es feliz y, dado que no serlo es pecado,  pone en la voluntad, que es «asunto propio» para la decisión ante la inquietud y las circunstancias de aquello que nos mueve, la responsabilidad de ser o no feliz, implícitamente propone que la felicidad no es algo que se alcanza o se consigue, al respecto Neruda dice: «la felicidad es viene de adentro ni se consigue ni se encuentra» pero aquí Borges va más lejos aunque viniese de adentro la voluntad puede rechazarla. La complejidad es más allá de la circunstancia, participar en «el juego arriesgado y hermoso de la vida», siempre el riesgo es vivir y conlleva que vivir sí se puede contar hay belleza en ello, aún la de lo terrible: el sufrimiento. Algo más implica ser valiente, o ser valiente implica vivir.



He Cometido El Peor de Los Pecados...

He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.

Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida

no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.

Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.

Jorge  Luis Borges.


Los sonetos de William Shakespeare mantienen dos constantes: primero querer a otro siempre, en todo momento duele y, si uno no da el cariño que siente, se duele en sí mismo, y ese es el mayor dolor.