sábado, 7 de diciembre de 2013

Llegará el día …(Estas miserias humanas)

«I never saw a wild thing
sorry for itself.
A small bird will drop frozen dead from a bough
without ever having felt sorry for itself. »

David Herbert Lawrence (Self-pity)

Los psicólogos reduccionistas defienden a ultranza una postura sobre la existencia de sólo dos sentimientos: el amor y el miedo. La polarización que alimenta los absolutos, ha sido siempre cimiento para la desgracia, para la arrogante disgregación que se sostiene en las diferencias, donde los matices pierden sentido y el orgullo que mueve a «poseer» lo intangible pero evidente. La razón responde a una lógica y ésta es la posesión más preciada de los absolutos: cunado la sensatez embona en la gramática y oculta las dudas detrás las palabras… Así en el terreno de los absolutos, el bien y el mal vuelven a ser la medida de todas las cosas y, se hace el vacío a las miserias humanas, acomodadas en su cesto: «lo que está mal». El que juzga, lleno de orgullo argumenta su buen juicio, lo innegable de la separación es la distancia que se esclarece entre los actos que se acomodan de un lado o del otro; pero poco a poco, pesa más el orgullo de la razón, que el «buen juicio». Hoy cuando la vida humana está inmersa en un sistema de supervivencia y desolación, para la mayoría de las personas; pareciera que estos absolutos sólo dejan una salida, la banalidad y el abuso, como si no hubiese otra posibilidad de vivir ante la lógica y la razón, si hacemos un análisis semiótico-semántico de los emblemas publicitarios que decoran sin ningún control o piedad por la vista, nuestras calles, plazas, edificios y centros de reunión, nos encontramos con una constante incitación a pasar de uno al otro lado, a partir de la aceptación de la lógica del sistema: es decir «o chingas o te chingan» y parece no haber otra opción. 

Llegará el día
Llegará el día en que desde la calle te llamarán:
chileno
Y tú bajarás las escaleras de tres en tres
Será de noche
y tus ojos por fin habrán encontrado el color
que deseaban
Estarás preparándote la comida o leyendo
Estarás solo y bajarás de inmediato
Un grito una palabra
que será como el viento empujándote de improviso
hacia el sueño
Y tú bajarás las escaleras de tres en tres
Con un cuchillo en la mano
O apretando una botella de cerveza
Y la calle estará vacía.

Roberto Bolaño
(Santiago, 1953-Barcelona, España, 2003)


Y la calle estará vacía, es el orgullo de no ser nada. Para el poeta el que se rinde a está lógica de los absolutos del sistema: simplemente no existe.