domingo, 13 de enero de 2013

Yo no tengo Soledad; La poesía y su reconocimiento

Sí, el sistema completo, su historia y sustento tendrán siempre que estar en duda; a decir de la teoría general de sistemas*, un sistema abierto está en constante intercambio con otros sistemas, circundantes, por medio de complejas interacciones; su conservación, existencia, «éxito» o permanencia depende de sí mismo, de la relación de todos sus integrantes entre sí y con el sistema mismo. ¿Qué pone en duda al sistema? Hay regiones donde los sueños, no dejan lugar para el egoísmo, donde pensarse a sí mismo como única elección ética resulta obsceno, donde el sistema físico-social, lo que compone la realidad, no permite la tregua del yo que ataja la locura, al menos la locura de la soledad no construida, ante esto la opción es irse; …Lugares donde hay lo que hay y nada más. Un sistema debe siempre revisarse a si mismo, ¿qué mueve al mundo?, los economistas dicen sin decirlo, que es la envidia, el motor inmóvil que todo lo mueve al modo del amor; ese querer sin necesitar, sin verse a sí mismo, donde la riqueza se construye a partir de la especulación del comercio mas allá de lo que se contiene en recursos naturales, sociales o productivos; es decir tener lo que sea pero tener; pensamiento radical conservador que se cimienta en la ética protestante; que opera como motivo para el macro sistema, en el que está inmerso éste mundo.

Sucede sin embargo que la mayor riqueza de un país, siempre son las personas, los que hacen de la realidad lo cotidiano, habitable, son consciencia; son en fin quienes sueñan; y son esos sueños los que ponen en duda al sistema, los Ingleses e Irlandeses a través de su literatura, han exportado al mundo, su miseria, sus disputas religiosas de fe y esperanza, su guerra, igual que otras islas, penínsulas y territorios geográficamente aislados, son más consientes de los límites que de las fronteras…

Yo no tengo soledad

Es la noche desamparo
de las sierras hasta el mar.
Pero yo, la que te mece,
¡yo no tengo soledad!

Es el cielo desamparo
si la luna cae al mar.
Pero yo, la que te estrecha,
¡yo no tengo soledad!

Es el mundo desamparo
y la carne triste va
Pero yo, la que te oprime,
¡yo no tengo soledad!


Gabriela Mistral.

Gabriela Mistral, apasionada ciudadana del mundo, medio huérfana en un territorio medio huérfano, escribe esto ¿quién tiene soledad en una isla habitada? en un territorio con límites claros y concretos que requieren de quien intente retarlos destreza, valor y sobre todo el poder de la voluntad de alcanzar los sueños. Estar es saber defenderse con el día a día de la tormenta, del clima; ser es en cambio, estar dispuesto a vencer los límites de lo que hay, a poner en duda el sistema, a redefinir el pensamiento y la realidad, gritando «Yo no tengo soledad» ese el lugar de la consciencia en donde cada uno reconoce al otro y a si mismo, entonces ahí se puede saber lo que es soñar, una realidad alternativa.

*L. von Bertalanffy, Teoría general de sistemas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario