miércoles, 30 de mayo de 2012

Magdalena

Entre nosotros, los diez mandamientos,
el calor de las diez hogueras.
La sangre hermana causa rechazo,
pero eres de sangre ajena.

En los tiempos evangélicos
yo sería una de aquéllas...
(¡La sangre ajena es la más deseada,
y entre todas, la más ajena!)

Con todas mis desazones, preclaro,
arrastrándome, te seguiría.
Oculta la mirada demoníaca,
Perfumes en ti vertería:

sobre tus pies, bajo tus pies,
o derramándolos a tu paso...
¡Fluye, pasión envilecida,
empeñada a los parroquianos!

Fluye con la espuma de la boca,
con el fervor de la mirada.
Fluye en el sudor del lecho. Tus pies
en mi cabellera calzo
como en una piel.

A tus pies, como seda, me extiendo.
¡No serás aquél (¡soy aquélla!)
que dijo a la bestia de la melena
ígnea: "¡Levántate, hermana!"


2
Por tus derroteros no pregunto,
porque, amada, todo se cumplió.
Tú me has calzado a mí, descalzo,
en el torrente
de tu cabello
y de tu dolor.

No pregunto cuánto han costado
estos perfumes. Al desnudo,
a mí,
con la ola de tu cuerpo
me has vestido,
como con un muro
o una vid.

Dócil y dulce, como nunca antes,
manso tocaré tu desnudez.
A mí, tan recto, me has enseñado
el declive de la ternura
al caer a mis pies.

Me harás una fosa entre tu pelo,
y sin lienzos me envolverás.
¿Para qué me has de traer la mirra?
Como ola,
tú me lavarás.

Marina Tsvatáieva

jueves, 17 de mayo de 2012

tuya es la hacienda...

 …a quien corresponda, Beatriz L.  y  familia.

... tuya es la hacienda...
la casa, el caballo y la pistola...
Mía es la voz antigua de la tierra.
Tú te quedas con todo
y me dejas desnudo y errante por el mundo...
mas yo te dejo mudo... ¡mudo!...
¿Y cómo vas a recoger el trigo
y a alimentar el fuego
si yo me llevo la canción?

sábado, 12 de mayo de 2012

EL ESCUDO DE AQUILES (1955)


The shield of Achilles

She looked over his shoulder
For vines and olive trees,
Marble well-governed cities
And ships upon untamed seas,
But there on the shining metal
His hands had put instead
An artificial wilderness
And a sky like lead.

A plain without a feature, bare and brown,
No blade of grass, no sign of neighborhood,
Nothing to eat and nowhere to sit down,
Yet, congregated on its blankness, stood
An unintelligible multitude,
A million eyes, a million boots in line,
Without expression, waiting for a sign.

Out of the air a voice without a face
Proved by statistics that some cause was just
In tones as dry and level as the place:
No one was cheered and nothing was discussed;
Column by column in a cloud of dust
They marched away enduring a belief
Whose logic brought them, somewhere else, to grief.

She looked over his shoulder
For ritual pieties,
White flower-garlanded heifers,
Libation and sacrifice,
But there on the shining metal
Where the altar should have been,
She saw by his flickering forge-light
Quite another scene.

Barbed wire enclosed an arbitrary spot
Where bored officials lounged (one cracked a joke)
And sentries sweated for the day was hot:
A crowd of ordinary decent folk
Watched from without and neither moved nor spoke
As three pale figures were led forth and bound
To three posts driven upright in the ground.

The mass and majesty of this world, all
That carries weight and always weighs the same
Lay in the hands of others; they were small
And could not hope for help and no help came:
What their foes like to do was done, their shame
Was all the worst could wish; they lost their pride
And died as men before their bodies died.

She looked over his shoulder
For athletes at their games,
Men and women in a dance
Moving their sweet limbs
Quick, quick, to music,
But there on the shining shield
His hands had set no dancing-floor
But a weed-choked field.

A ragged urchin, aimless and alone,
Loitered about that vacancy; a bird
Flew up to safety from his well-aimed stone:
That girls are raped, that two boys knife a third,
Were axioms to him, who'd never heard
Of any world where promises were kept,
Or one could weep because another wept.

The thin-lipped armorer,
Hephaestos, hobbled away,
Thetis of the shining breasts
Cried out in dismay
At what the god had wrought
To please her son, the strong
Iron-hearted man-slaying Achilles
Who would not live long.







EL ESCUDO DE AQUILES

Traducción Miguel de Asúa

Ella miró buscando por sobre su hombro
Viñas y olivos,
Bien gobernadas ciudades de mármol
Y barcos sobre mares indómitos,
Pero allí sobre el metal brillante
Sus manos habían puesto en cambio
Un yermo artificial
Y un cielo de plomo.

Una planicie sin nada distintivo, desnuda y marrón,
Ninguna hoja de hierba, ningún signo de vecindad,
Nada para comer y ningún lugar donde sentarse,
Y aún, congregada sobre esa monotonía,
Se erguía una ininteligible multitud,
Un millón de ojos, un millón de botas en fila,
Sin expresión, esperando un signo.

Desde el aire una voz sin rostro
Demostraba estadísticamente que cierta causa era justa
En tonos tan secos y planos como el lugar:
Nadie se entusiasmaba y nada se discutía;
Columna tras columna en una nube de humo
Ellos se alejaron marchando, sobrellevando una convicción
Cuya lógica los llenó de pesadumbre, en alguna otra parte.

Ella miró buscando por sobre su hombro
Rituales piadosos,
Bueyes enguirnaldados de blancas flores,
Libación y sacrificio,
Pero allí sobre el metal brillante
Donde debía haber estado el altar,
Vio la luz vacilante de la forja
Una muy otra escena.

Alambre de púas cercaba un lugar cualquiera
Donde aburridos oficiales holgazaneaban (uno de ellos hizo una broma)
Y los centinelas sudaban pues el día era caluroso:
Un grupo de buena gente común
Miraba desde afuera sin moverse ni hablar
Mientras tres pálidas figuras eran conducidas y atadas
A tres postes erigidos en la tierra.

La masa y la majestad de este mundo, todo
Lo que es de peso y siempre pesa lo mismo
Estaba en manos de otros; ellos eran pequeños
Y no podían esperar ayuda y ninguna ayuda llegó:
Lo que sus enemigos querían hacer se hizo, su vergüenza
Fue todo lo que el peor podría desear; perdieron su orgullo
Y murieron en tanto hombres antes que sus cuerpos murieran.

Ella miró buscando por sobre su hombro
Los atletas en sus juegos,
Hombres y mujeres danzando
Moviendo sus dulces miembros
Veloces, veloces, según la música,
Pero allí en el escudo brillante,
Sus manos no habían puesto un piso de baile
Sino una campo asfixiado de cizaña.

Un andrajoso chiquilín, perdido y solo,
Vagaba sobre ese baldío, un pájaro
Voló escapando de su piedra certera.
Que haya jóvenes violadas, que dos chicos apuñalen a un tercero,
Eran axiomas para él, que nunca había oído hablar
De un mundo donde las promesas son cumplidas,
O uno puede llorar porque el otro llora.

El forjador de armas de apretados labios,
Hefesto, se alejó cojeando,
Tetis la de los pechos brillantes
Clamó su desaliento
Por lo que el dios había forjado
Para agradar a su hijo, el fuerte
Matador de hombres, Aquiles, el de corazón de hierro
Quien no habría de vivir mucho más.

sábado, 5 de mayo de 2012

It is true



“I know the place.
It is true.
Everything we do
Corrects the space
Between death and me
And you.”

Harold Pinter

lunes, 30 de abril de 2012

Lo que cae y, se estanca (Ideas)

 Lo que está por encima de lo bueno
es a menudo peor que lo malo.
 No tienes que salir por la puerta
Para saber qué ocurre en el mundo.
No tienes que mirar por la ventana
Para ver el camino del cielo.
Cuanto más lejos vayas,
menos  sabrás.
Así, el alma sabia
No va, pero sabe;
No mira, pero vé;
No hace, pero consigue que se haga.
Lao Tze.     



… de «Los Muertos»
       (A puntos comas y sujetos)


“Qué pequeño papel he representado en tu vida, 
es casi como si no hubiera sido tu marido. 
Como si nunca hubiéramos convivido como marido y mujer.

¿Cómo eras entonces?

Para mí tu cara sigue siendo preciosa,
pero ya no es aquella por la que Michael Fury dio su vida. 
¿Por qué siento este torbellino de emociones? 
¿Qué las ha provocado? ¿El recorrido en el coche? 
¿Su indiferencia al besarle la mano? ¿La fiesta de mis tías? 
¿Mi estúpido discurso? ¿El vino, el baile? ¿La música?

Pobre tía Julia. 
Qué expresión tan macilenta tenía mientras cantaba “Ataviada para la boda”. 
Pronto será también una sombra, 
como la sombra de Patrick Morkan y su caballo. 
Quizá pronto me siente en ese mismo salón, vestido de negro. 
Los visillos estarán corridos, 
y yo rebuscaré en mi mente palabras de consuelo, 
y sólo encontraré algunas torpes e inútiles. 
Sí, eso ocurrirá muy pronto.

Sí, los periódicos tienen razón. 
La nieve está cubriendo toda Irlanda. 
Cae sobre toda la oscura llanura central. 
Sobre las colinas despobladas. 
Suavemente sobre los pantanos de Allen, 
y más lejos, hacia el oeste. 
Cae suavemente sobre las oscuras 
y revueltas aguas del Shanon. 
Uno a uno, todos nos convertiremos en sombras. 
Es mejor pasar a ese otro mundo impúdicamente, 
en la plena euforia de una pasión, 
que irse apagando y marchitarse tristemente con la edad.

¿Cuánto tiempo has guardado en tu corazón 
la imagen de los ojos de tu amado, 
diciéndote que no deseaba vivir? 
Yo no he sentido nada así por ninguna mujer. 
Pero sé que ese sentimiento debe ser amor.

Piensa en todos los que alguna vez han vivido 
desde el principio de los tiempos. 
Y en mí, transeúnte como ellos, 
fluctuando también hacia su mundo gris. 
Como todo lo que me rodea. 
Este mismo sólido mundo en el que ellos se criaron 
y vivieron se desmorona y se disuelve.

Cae la nieve. 
Cae sobre ese solitario cementerio 
en el que Michael Fury yace enterrado. 
Cae lánguidamente en todo el universo. 
Y lánguidamente cae 
como en el descenso de su último final. 
Sobre todos los vivos, y los muertos.”

James Joyce

miércoles, 18 de abril de 2012

April and Silence

April and Silence

Spring lies deserted.
The velvet-dark ditch
crawls by my side without reflections.
All that shines
are yellow flowers.
I’m carried in my shadow
like a violin in its black case.
The only thing I want to say
gleams out of reach
like the silver
in a pawnshop.

T. T.

viernes, 6 de abril de 2012

This is my letter to the world

This is my letter to the world,
That never wrote to me,
The simple news that Nature told,
With tender majesty.
Her message is committed
To hands I cannot see;
For love of her, sweet countrymen,
Judge tenderly of me!

E. D.


Ésta es mi carta al mundo
Que nunca me escribe,
Las cosas sencillas
Que con majestuosa ternura
Dice la naturaleza.
Su mensaje está comprometido
En manos invisibles a mis ojos;
Por el amor a ella, amables paisanos
Me juzgan con ternura.



(tr.; Mía, con comentarios O. T.)