viernes, 15 de enero de 2016

Es tanto el bien (la peregrinación del Mal…)


A Matías que me preguntó:
¿En verdad hay personas malas Papá?;
¿o es la sociedad y la educación la que las predispone, 
la que las lleva al mal?

Platón dijo que el bien es la idea suprema y el mal es la ignorancia, Sócrates por su parte decía que el bien era lo inherente al hombre, el camino a la virtud y por lo tanto al saber, también para él, mal es ignorancia. De una u otra forma, Aristóteles, Santo Tomás, San agustín y alguno de los autores anónimos recopilados bajo el nombre de Pablo de Tarso, afirman mas o menos lo mismo. La palabra mal del latín, «måle», [malo] y a éste del griego «mélanos», [oscuro, negro], antes del sánscrito «mala», [sucio, oscuro]. 

(Imaginemos las negociaciones entre políticos, propietarios o directores corporativos y banqueros; que quienes los califican para darles o no un puesto directivo: aseguran que son psicopatas).

«El oráculo de Delphos, en voz de la Pitonisa, 
dijo que Sócrates es el más sabio de los hombres; 
él decía que estos debían tener una ventana en el pecho 
para mostrar lo que hay dentro de su corazón.»
Pero si existiera tal ventana, la luz iluminaría el corazón y todo sería claro, no habría ese lado oscuro. Los neurocientíficos, aseguran que quien actúa con bondad es porque tiene un «buen funcionamiento del cerebro». Ésta afirmación sobre todo exime la maldad, la pone en el lugar o nivel de una patología. Todo un atentado contra la lógica, ¿Cómo sé que esto está bien? y el «sé» implica conocer para saber y aprender. Hay algo más que cierta razón en lo que dicen los antiguos, el instinto del ser salvaje, del animal humano sobrevivirá a cualquier precio con o sin maldad en sí. Sin pretender justificar, por supuesto. ¿Qué nos hace humanos? Compasión, razón o dignidad. La peregrinación del mal tiene muchos senderos recorridos, esas miserias que tanto complacen a quien las vive, que contienen una energía envolvente, satisfacción o revancha, lo relativo es ¿Qué es el bien o el mal? La ética pretende un acuerdo al respecto pero cuando el miedo, la envidia y la vanidad entran en juego los límites parecen un paisaje en la niebla. ¿Cuanta vanidad se oculta en la generosidad, cuanta envidia en la modestia o cuanto odio en la paz y sus silencios?
 
«Once you start down the dark path, 
forever will it dominate your destiny».
¿…Será?
Por otro lado los disidentes como Maquiavello y Sade proponen que el fin (un bien mayor) justifica los medios. Quizá nos falta una oda a la violencia o a la discordia. Contenemos a un salvaje egoísta que es capaz de sublimar el llanto de un niño o la luz de un rayo de luna. un salvaje que lo desea todo y no se detiene a pensar o sentir en sí mismo, mucho menos en el otro. El bien es la otra tragedia, en su ausencia o carencia… Hoy es hasta ridículo y sospechoso cuando alguien quiere el bien, la verdad o la justicia se le ve con desconfianza, Y no creo que sea una moda o «crisis de valores» es más simple que aceptable, todos los que aceptamos las reglas de un sistema que se rige sólo por el valor de las cosas y desde ahí da valor a las personas, tenemos las manos manchadas de ello. 

«Tiene mi cuba un son 
y una cantina…
…El cantinero es,
un buen cubano, 
que una historia de amor, 
lo volvió malo…»
Aquí el poeta pide que el mal (a causa del bien) no se vaya y que nunca muera… 
poque lo goza:
Es tanto el bien.
Es tanto el bien que derramó en mi seno,
piadoso de mi mal, vuestro cuidado,
que nunca fue tras mal bien tan preciado
como este tal, por mí de bien tan lleno.

Mal que este bien causó jamás ajeno
sea de mí, ni de mí quede apartado,
antes, del cuerpo al alma trasladado,
se reserve de muerte un mal tan bueno.

Mas paréceme ver que el mortal velo,
no consintiendo al mal nuevo aposento,
lo guarda allá en su centro el más profundo;

sea, pues, así: que el cuerpo acá en el suelo
posea su mal, y al postrimero aliento
gócelo el alma y pase a nuevo mundo.

Francisco de Aldana

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